Ahora que nos contamos

Vivimos un momento único para el cuento. La blogosfera nos acerca y cada vez somos más los que participamos en esta vorágine de lecturas. Nos leemos y comentamos. Aquí encontrarás textos para la reflexión y mentiras, muchas mentiras adornadas de realidad...

También he querido hacer mi pequeño homenaje a esos autores a los que tanto debemos, su influencia pesa sobre nosotros y nos hace crecer.

Puedes participar con tus comentarios si lo deseas porque, ahora que nos contamos tantos cuentos..., es el momento.

Espero que el resultado valga la pena y que te sientas a gusto entre estas páginas.

30/9/12

El cuaderno de los sueños




Sentía verdadera admiración por ti. Podía observarte durante horas mientras te vestías, te maquillabas, te colocabas cuidadosamente los complementos y te perfumabas. Aquel perfume era tan especial… Y por fin,  el bolso, que siempre conjuntabas  con preciosos zapatos de tacón. Eras perfecta y, sin embargo, había algo más. Tenías una rara afición. De vez en cuando solías escribir en tu cuaderno. Era un cuaderno sencillo con la portada en gris. Un cuaderno exquisitamente cuidado en el que anotabas, siempre en presente, la vida que deseabas vivir. Tus deseos en presente.
Cuando te fuiste se fue contigo aquel cuaderno y a menudo me pregunto si  tus sueños se hicieron realidad, mamá. 

26/9/12

El cuadro



Con trazo firme  y decidido comenzó a dibujar el contorno, después le dio la forma y más tarde lo coloreó. A la hora de la cena ya lo tenía acabado. Sus cuadros eran hermosos, siempre se lo decían pero no podía vivir de ellos, la gente no pagaba lo que valían. Después de cenar se quedó dormido en el sillón y esa noche tuvo pesadillas. Soñó que su casa se abría. Apareció un agujero gigante en la planta de arriba y si se acercaba a él, podía ver la planta de abajo. Decidió que viviría evitando aquél peligro, si lo conocía no caería en él. Pero el sueño se hizo angustioso. Quiso despertar y cuando logró tranquilizarse se dijo que no tenía por qué temer nada, simplemente era un sueño, él podría seguir con su vida.
Abrió las ventanas y dejó entrar la luz que se proyectó directamente sobre la figura de la mujer que horas antes había pintado. La luz le cegó y cuando quiso mirar de nuevo el lienzo solo encontró el contorno perfectamente delineado de una mujer que a su paso había desgarrado la tela. Miró a su alrededor con el ansia de encontrar a aquella perfecta mujer que había creado, pero ya era tarde. La mujer corría veloz en busca de su libertad y él no pertenecía a su mundo, aún.