Veinte años. Ese era el tiempo que hacía que se
había casado y siempre fue fiel, aunque los buenos momentos duraron poco. Pronto comenzaron a aislarse dentro de
su monotonía.
Cansada de
una vida gris y aburrida decidió dar un paso de gigante y hacer una
locura. Dijo sí, a aquel desconocido que
le pidió una cita por internet, y con
paso tembloroso llegó a la estación donde le encontraría vestido de blanco, como
habían acordado.
Antes de bajar del tren lo vio y por un momento
pensó esconderse, pero ya era tarde. Un hombre de impoluto blanco la miraba tan
sorprendido como ella, pero con una leve sonrisa, la misma que la enamoró veinte
años atrás.
Foto: Robert doisneau
Fenomenal, Yolanda. Soy Jósant y, pese a que no tengo blog y me están elaborando una página web, me leo tu blog de cabo a rabo: me encanta tu originalidad y la forma de narrar. Pero tienes un pequeño defecto: en los signos de puntuación (sobre todo en las comas) hay que ser siempre sumamente fieles. Si tuviese tiempo, te devolvería algunos de tus escritos corregidos al respecto.
ResponderEliminar¡Cuánto me alegro de tu visita!
ResponderEliminarJósant, agradezco mucho tu comentario, que viniendo de una gran persona y escritor como lo eres tú, posee un gran valor para mí. El elogio siempre es agradecido pero, una crítica constructiva es el mejor regalo que me podrías hacer. Valoro mucho tus palabras y prometo prestar más atención a tu sugerencia.
Un abrazo.
Fantástico, Yolanda. Cómo manejas las palabras para llegar al final y zas! Desenlace totalmente inesperado. Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias Frida. Me alegro mucho de que te haya gustado.
ResponderEliminarBesos.
Excelente!
ResponderEliminarQueda demostrado que la excelencia se puede alcanzar hasta con la más breve de las narraciones. Bravo!!!
Gracias Charles. Es una maravilla que le digan a una estas cosas,de verdad. Te agradezco la visita.
ResponderEliminar