Ahora que nos contamos

Vivimos un momento único para el cuento. La blogosfera nos acerca y cada vez somos más los que participamos en esta vorágine de lecturas. Nos leemos y comentamos. Aquí encontrarás textos para la reflexión y mentiras, muchas mentiras adornadas de realidad...

También he querido hacer mi pequeño homenaje a esos autores a los que tanto debemos, su influencia pesa sobre nosotros y nos hace crecer.

Puedes participar con tus comentarios si lo deseas porque, ahora que nos contamos tantos cuentos..., es el momento.

Espero que el resultado valga la pena y que te sientas a gusto entre estas páginas.

18/11/12

¿DÓNDE ESTÁS?


Fotografía: Paola Peinado

Hoy he vuelto a sentir deseos de verte, de sentirte. Los recuerdos me persiguen y me pregunto dónde estarás. Me he sorprendido buscándote en todos los mercados, en los puestos callejeros, sin darme cuenta de que ya no andas por ahí. Tu camino ahora es otro. Qué nostalgia la de sentir que ese tiempo ya no volverá. ¡Un momento! Siento tus pasos en mi espalda, creo que si me girara te vería mirándome, sonriendo como siempre. Me vuelvo sigilosa y… No estás. Creo que me volveré loca.

El tiempo pasa, sí. Al principio no me daba cuenta, vivía y los días se iban acumulando unos detrás de otros como tortas en una bandeja. No sé si de plata o de plástico, qué más da, el caso es comértelas, saborearlas y disfrutarlas como ese tiempo que se fue y que vivimos tan intensamente que tan sólo el recuerdo de haberlo vivido nos mantiene a flote.
                                                                              
Me pregunté un día cualquiera dónde estarías, qué había pasado, por qué te había perdido, quién era yo ahora. Las preguntas se agolparon sin orden en mi cerebro y quise buscarte, quizá para rememorar lo que fui un día. Ese: fui, soy, seré. Ese cambio de estado que nos hace crecer y al mismo tiempo nos aleja de todo lo que hemos amado, de todo lo que hemos sido. Te busco entre la gente.

Sigo buscando y revivo esa otra vida en la que paseaba por las calles frías de mi ciudad. Recuerdo el olor del frío de Madrid en mi piel, los tristes domingos y los alegres viernes y las mañanas de primavera, adorable sabor a dulce de caramelo. Respiro profundamente intentando que aquel olor me impregne de las  alegrías e ilusiones  de los días que parecían eternos, de aquellos que ya no vendrán y de los que pretendo vivir renovada de todo resto del pasado.

Sigo buscando sabiendo que nunca te encontraré porque ya no estás, porque lo que un día fuimos se esfumo como aquellos cigarrillos que consumíamos con ansia; como el vestido de princesa que me hacía ser la más guapa de la fiesta; como esa primera vez plagada de miedo.
  
 Y siento que lo que un día fue no volverá y sin embargo, sigo buscándote, pequeña y tierna niñez.